El turismo gastronómico ofrece a los viajeros la oportunidad de descubrir el mundo a través de la cocina. Este formato de viaje consiste en visitar regiones para degustar platos únicos, visitar granjas y participar en clases magistrales de cocina.
Bodegas, cervecerías, queserías y mercados son destinos populares donde no sólo se pueden degustar, sino también comprar alimentos de producción local. Los turistas aprenden a cocinar platos tradicionales, familiarizándose con recetas transmitidas de generación en generación.
Un viaje así no es sólo un placer gastronómico, sino también una forma de conocer mejor la cultura, las tradiciones y la historia de las regiones a través de los sabores y los aromas.
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